18.9.09

El fin del verano.

Ahora si, parece que ya está aquí el otoño, ayer recogí 45 litros en el pluviómetro y el huerto más que un huerto es un chortal. Con temperaturas de 13 grados a las 8 de la tarde, las hortalizas ya empiezan a sentir el cambio de estación, a excepción de los pimientos que no dejan de florecer, de dar fruto y que ya sobrepasan mi metro noventa de altura.
Con esta últimas lluvias han empezado a caerse al suelo los higos más maduros, haciendo las delicias de zorros y garduñas que se dan todas las noches un festín con la fruta caída. Es materialmente imposible comerse toda la producción de las cinco higueras, una blanca, dos brevales, una patona y una muñigal.

Ya se están endulzando las aceitunas de cornezuelo y pronto empezaremos con los caquis. Las ardillas, como todos los años, le están dando fin a las nueces y este fin de semana si el terreno no está muy pesado con el agua de las últimas tormentas plantaré lechugas, zanahorias, rábanos y cebollas.